La oscuridad fue el principio

CASA DE AMÉRICA, Madrid.
Del 11 de octubre al 10 de diciembre.

 

La oscuridad fue el principio es la primera muestra institucional del prolífero artista cubano Roberto Diago (La Habana, 1971) quien se ha convertido en uno de los creadores más destacados de su generación, dentro y fuera de su isla natal con el transcurso de más de tres décadas de trabajo, artista cuya obra se ha ido edificando un corpus rotundo, gracias a su innegable acertada frontalidad que abraza. Siendo un arte que siempre evoca al abrazo. Hay algo en su constitución en muchos casos grandilocuente, podríamos decir que nos parece que esta es una producción braceada, más que manoseada, a veces, porque además tiende a estirarse en el espacio como un derrame, una quiebra, un manotazo en los ojos, más que una caricia, y esta violencia indica la fuerza del brazo, más que la delicadeza de la mano. Aún cuando la mano, detallista y precisa es, cuando él, Diago, quiere.

Entroncado con la tradición antropocéntrica del Arte Cubano que explora en los legados afrotrasatlánticos, iniciada por la vertiginosa y vanguardista obra de Wifredo Lam, por la misteriosa pintura de su abuelo paterno, Roberto Diago, y la voluminosa carnosidad escultórica de Agustín Cárdenas en los umbrales y mediados del siglo XX, y tras el proceso revolucionario cubano continuado por la fabuladora y mística obra de Manuel Mendive, la grafología neo-expresionista de Eduardo Choco, o la investigación antropológica de José Bedia y Marta María Pérez Bravo; Diago, se adentra al arte desde su condición racial de hombre negro, citadino, urbanita, habanero, descendiente de artistas y músicos, como un individuo atravesado por la transitorialidad de lo finisecular, donde lo diaspórico deja de ser una huida y toma un hogar, un contorno, una familiaridad como punto de partida y de llegada. Como si el punto en sí, esa mancha negra no siempre perfecta, más que convertido en línea, convertido en mancha que viaja en el espacio, fuese su obsesión. O restaurar sus fallos, fuese su meta. Heredero de un legado y portador de una cultura que lo inunda, Roberto es un creador que trabaja con intensidad desde diversos lenguajes, el dibujo, la pintura, la escultura y la instalación. Invertir la lógica escritural de la “página en blanco”, conociendo, que en un principio, siempre fue la oscuridad donde nace la luz, y no viceversa, sin miedo a su “página en blanco”, Roberto Diago ha ido escribiendo su historia, visualmente, re-escribiendo la de sus coetáneos, al compartir su quehacer justo como ese metáfora antes usada, porque nos abraza, así como el universo abraza esto globo terráqueo donde habitamos.

Exponer esta “cosmogonía”, ancestral y contemporánea, que Diago nos regala, es lo que pretende esta muestra curatorialmente hablando. Una muestra individual que es la primera institucional de Diago en España, que abrió en el CAJI (Centro de Arte Juan Ismael) en Fuerteventura en verano pasado, y en este otoño viaja a Madrid, gracias al interés de Casa de América, donde exhibiremos cerca de una veintena de obras entre pinturas, instalaciones y esculturas, curatorialmente pensada en grupos de siete conjuntos, entre los cuales su museográfica pretende que cada espacio se sienta o se perciba habitado por sus paseantes. Los de Diago, esas figuras silentes y acusadoras, y por nosotros mismos, ciudadanos de un mundo que cada día se esfuerza por ser mejor.

Muestra en la que se incorporan piezas nuevas como la instalación de suelo: Queloides III (2023) realizada exprofeso para las salas de CdA. Exhibición que cuenta con una publicación monográfica en torno a la obra de Diago, con autores como Bárbaro Martínez-Ruiz, Dr en Yale University, Director y Fundador de Orbis Africa Lab, Director de la Cátedra de Estudios Africanos de Indiana University, a cargo de un prólogo; Suset Sánchez Sánchez, Comisaria de Arte Latinoamericano de la Colección del MNCARS y Janet Batet, curadora independiente y colaboradora del Nuevo Herald de Miami, entre otros, quienes presentan sendos ensayos, junto a Rito Ramon Aroche, poeta afrocubano y fundador del Grupo El Palenque, quien nos obsequió catorce poemas inéditos bajo el título de: la pirámide de aire, y el comisario y editor del proyecto. Ambiciosa presentación del artista en el contexto español y europeo, la cual, sin el inestimable apoyo de la Galería Artizar (Tenerife), no hubiera sido posible.

Comisario / Curator:
Omar-Pascual Castillo