El Pasado Mio: una exposición excepcional en el contexto cultural norteamericano

El Pasado Mio: una exposición excepcional en el contexto cultural norteamericano

Por: Roberto Cobas Amate
Fotografías: Melissa Blackall

Un acontecimiento relevante y trascendente esta teniendo lugar en la Ethelbert Cooper Gallery de la prestigiosa universidad de Harvard. Es la primera exposición que se realiza después de dos años cerrados al público por la pandemia de la Covid. Un equipo de curadores de primera línea encabezado por el doctor Alejandro de la Fuente y acompañado por Bárbaro Martinez Ruíz, de la Universidad de Indiana, Cary García Yero de la Universidad Libre de Berlín y la Universidad Leibniz de Hannover y Sebastián Pérez, del Trinity School, de Nueva York, han organizado la más importante exposición sobre artistas cubanos afrodescendientes que ha tenido lugar en Norteamérica.

La muestra, inaugurada el viernes 16 de septiembre y que se extenderá por su importancia hasta junio del 2023, propone «un nuevo acercamiento al arte cubano a través de una reconstrucción histórica de la producción de artistas de ascendencia africana».

Esta exposición en buena medida es fruto del trabajo abnegado del profesor Alejandro de la Fuente cuyo libro Una nación para todosRaza, desigualdad y política en Cuba 1900-2000, constituye un clásico sobre el tema de la racialidad en la isla caribeña de imprescindible lectura para todo aquel interesado en la cultura de la Isla. Publicado en Cuba en el año 2014 sirve de basamento teórico a exposiciones tan relevantes como la realizada en el 2017 sobre el pintor afrocubano Roberto Diago, titulada Diago: Los pasados de este presente afrocubano y que tiene ahora su punto más alto de proyección cultural con la exposición El pasado mío, una reflexión profunda sobre el tema racial en Cuba visto por los propios artistas cubanos con raíces africanas.

El Pasado Mio / My Own Past según refiere la nota de presentación del Afro-Latin American Research Institute de la Universidad de Harvard muestra «un grupo de artistas que nunca han sido presentados juntos, incluyendo artistas que han recibido muy poca atención por parte de historiadores del arte, críticos y coleccionistas. La exposición reúne a más de 40 creadores cubanos afrodescendientes desde el período colonial hasta la actualidad, desde Vicente Escobar, un artista de finales del siglo xviii y principios del xix, hasta jóvenes artistas como Susana Pilar Delahante y Carlos Martiel, destacándose figuras cimeras como Wifredo Lam y Agustín Cárdenas, artistas de reconocimiento mundial, junto a figuras destacadas como la artista, prematuramente fallecida, Belkis Ayón.

La exposición contó con el auspicio decisivo de la galería Cernuda Arte y el David Rockefeller Center for Latin American Studies. Según declaración de Alejandro de la Fuente, director del Afro-Latin American Reseach Institute, se trata de «una exposición sin precedentes en la cultura cubana».

No obstante el profesor de la Fuente señala que esta propuesta curatorial se inspira en la exposición pionera que Emanoel Araujo hiciera sobre arte Afro-Brasileño en 1988. Otro antecedente posible a señalar es la exposición Nada personal (2019), realizada como parte de un proyecto mayor «La posibilidad infinita. Pensar la nación», realizado en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba en el contexto de la XIII Bienal de La Habana y que hace una retrospectiva inversa sobre el proceso de conformación histórica de la discriminación racial, desde la actualidad hasta concluir con Vicente Escobar, un doloroso viaje a la semilla sobre prejuicios difíciles de desarraigar por su carácter histórico-cultural.

Sobre la exposición ha señalado el destacado y talentoso profesor de la Universidad de Harvard Alejandro de la Fuente: «lo que propone El Pasado Mío es una nueva mirada a la historia del arte cubano desde la producción de artistas afrodescendientes».

Y hace una importante reflexión sobre la evolución cultural de la presencia del negro en la plástica cubana al señalar:

«Cuando nos centramos en la producción de artistas de ascendencia africana vislumbramos una cronología muy diferente del arte cubano. Tradicionalmente, la historia del arte cubano está ligado a la creación de la Academia de San Alejandro en 1818, que es presentada como un antes y un después. El antes es afro y popular, el después es blanco y elitista. La Academia reclama la producción artística como un espacio de refinamiento, buen gusto y entrenamiento académico, es decir, como un espacio blanco. Y lo hace eliminando, borrando, silenciando la producción artística de los africanos y sus descendientes».

Una exposición de tal envergadura debe presentarse en otras ciudades del sur de los Estados Unidos, en Cuba y Brasil en los mejores espacios posibles. No es solo una reflexión sobre el arte. Es mucho más, es el reconocimiento de nuestra propia historia, contemporánea y ancestral, y su proyección hacia el futuro.

 Resulta imprescindible para los estudiosos del arte cubano conocer la relación de artistas que han participado en esta exposición antológica, desde aquellos creadores que no necesitan presentación hasta otros que han sido soslayados por la historia del arte. Tal como se relacionan en el prospecto que acompaña la muestra se encuentran representados Vicente Escobar, María Ariza, Pastor Argudin, Emilio Rivero Merlín, Ramón Loy, Alberto Peña, Ruperto Jay Matamoros, Gilberto de la Nuez, Roberto Diago Querol, Guido Llinás, Uver Solis, Rogelio Rodríguez Cobas, Agustín Cárdenas, Mariano Suárez del Villar, Ángel Acosta León, Nicolás Guillén Landrian, Pablo Toscano Mora, Adelaida Herrera Valdés, Rafael Queneditt y Morales, Manuel Mendive Hoyo, Eduardo Roca Salazar (Choco), Alberto Lescay Merencio, Julia Valdés Borrero, Leandro Soto, René Peña, María Magdalena Campos Pons, Juana Valdés, Manuel Arenas, Juan Carlos Alom, Andrés Montalván Cuéllar, Elio Rodríguez Valdés (El Macho), Belkis Ayón Manso, Alexis Esquivel Bermúdez, Armando Mariño, Alexandre Arrechea, Juan Roberto Diago Durruthy, Gertrudis Rivalta Oliva, Liset Castillo, Susana Pilar Delahante Matienzo y Carlos Martiel.

Fuente: CNAP